Wednesday, August 29, 2007



Aquí llegamos al final de este primer capítulo. Espero que les haya gustado y deseen que publiquemos el siguiente. Saludos.

Marguerite caminaba altiva por el amplio salón de fiestas, del brazo de su esposo, Pericles Thorne. Saludaba a todos los invitados con una leve inclinación de cabeza. A pesar de la expresión serena y amable que su rostro denotaba, por dentro sonreía de amplia satisfacción. El compromiso de su hija parecía ser un suceso incuestionable, un evento inolvidable, en fin, la confirmación del prestigio y triunfo de los Black-Thorne.
Recorrió discretamente con la mirada a los invitados, percibiendo, con orgullo, que los representantes de algunas de las más importantes familias de magos vinieron a la fiesta. Mientras hacía esa constatación, su mirada se cruzó momentáneamente con la de su hermana, Betelgeuse Ivory, que charlaba cortésmente con algunos de sus parientes. Bastó aquel rápido intercambio de miradas, un brillo diferente en el rostro de su hermana, para que la señora Black-Thorne comprendiese que la otra quería hablarle.
—Querido —dijo volviéndose a su marido—, debo ausentarme rápidamente. Haz el papel de buen anfitrión sin mí por algunos minutos, ¿sí?
Caminó entonces en dirección a su hermana, que también se excusaba del grupo con quien estuviera conversando hasta hace poco.
Casiopea Marguerite y Betelgeuse Sandrine, conocidas en la juventud como las mellizas Black, famosas por su belleza y refinamiento, que aún hoy conservaban, aun después de los largos años de matrimonio y del nacimiento de sus hijos. Pero no fueron sólo esos atributos que consiguieron mantener a lo largo de los años. Aún eran vistas por sus pares como señoras soberanas, emanaban un poder que reconocidamente era respetado.
A pesar de tener los mismos rasgos finos y los mismos ojos pequeños y penetrantes, no eran mellizas idénticas. Ambas poseían la abundante cabellera oscura, característica casi omnipresente entre los miembros de la familia Black, pero el cabello de Marguerite era un mar de largas ondas y el de Betelgeuse, también largo, era más liso, espeso y brillante. La primera heredó los ojos verdes de su madre, mientras que la segunda poseía los ojos azules del padre.
En términos de personalidad, eran completamente diferentes, pero paradójicamente complementarias. Marguerite era una persona dominante y autoritaria, comandando con mano de hierro la vida de sus hijos e inclusive hasta la de su marido. Betelgeuse era igualmente manipuladora, pero usaba métodos más sutiles y sofisticados para imponer su voluntad y, en cierta forma, hasta más eficientes que los de su hermana.
—¿Y entonces? —preguntó la matriarca de los Black-Thorne, de forma breve y directa. Las dos se conocían de tal forma que las palabras, muchas veces, eran casi innecesarias.
—Tenías razón. Al final la sangre de los Black terminó hablando más alto en tu hija, ¿no es verdad?
—Confieso que algunas veces creí estar equivocada. Pericles es un marido digno y un hombre noble, pero, sin embargo, los Thorne son una casa casi tan antigua como la nuestra, poseen una mezcla un poco exótica en sus orígenes: ¡romanos y celtas! Sólo así para explicar el hecho de que dos de mis hijos no entraran a la Casa de la Serpiente, conforme nuestra tradición.
—En ese caso, creo que tuve más suerte que tú, querida hermana. A fin de cuentas, los Ivory son una contraparte rusa de nuestro propio clan. Todos mis vástagos, hasta Alrisca, para mi propia sorpresa, cargarán, o incluso en el caso de Kamus, el estandarte de Slytherin en el pecho.
—Tal vez, mi querida Sandy —comentó Marguerite, usando de forma levemente provocativa el nombre que tanto le irritaba a su hermana—, el destino ha sido apenas un poquito más generoso contigo.
—Oye, querida Cassey —retrucó Betelgeuse en el mismo tono—, tú sabes muy bien que a mí nunca me gustó vanagloriarme.
Ambas se miraron silenciosamente por algunos segundos, sonriendo. Cómo sentían la falta de aquellos pequeños embates de ego que el matrimonio y la distancia geográfica resultante les había privado.
—Creo que por fin alcanzamos la grandeza destinada a todos los Black, ¿no es así, mi querida Bete?
—Ciertamente, Marge. Esta noche, esta fiesta, organizada con tanto esmero por ti y agraciada por tan nobles presencias es apenas una comprobación de ello, sin hablar que nuestros hijos parecen estar todos, finalmente, recorriendo un glorioso camino.
—Tu Rigel será el próximo jefe del clan Ivory, ¿no es verdad? —preguntó Marguerite.
—En realidad él ya se volvió nuestro líder luego del fallecimiento de mi querido marido, pero como continúa aquí en Inglaterra, trabajando para el bien mayor de los verdaderos magos, yo desempeño el papel de representante de mi hijo en Rusia.
—Un papel bastante admirable.
—No tengo de qué quejarme, hermana. Supe por mi primogénito que Ludovic también está teniendo igual suceso en pro de nuestra causa.
—Ludo ciertamente es mi mayor hecho, mi mayor orgullo. Aldebaran, a pesar de ser actualmente un simple auror, está destinado a escalar altos puestos dentro del Ministerio.
—Mi Kamus creo que seguirá la misma carrera de su hermano mayor y su primo, estoy segura de que posee un talento innato para eso. Y Alrisca consiguió un excelente matrimonio gracias a Rigel. Nott puede ser mucho más viejo, pero es muy respetable. Alrisca podrá ganar mucho con esa unión, si ella supiera cómo actuar. Y, finalmente, tenemos a tu niña...
Marguerite casi suspiró al pensar en Elizabeth. Un levísimo estremecimiento le recorrió el cuerpo, prácticamente imperceptible, excepto para Betelgeuse, que tanto la conocía.
—Ella siempre fue un dolor de cabeza, ¿no? —preguntó ésta.
—Tal vez no tanto como el hijo de nuestra prima y aquella jovencita insolente, hermana de Narcisa y Bellatrix; esos dos sí que son verdaderas aberraciones dentro de nuestra familia. Cuando Elizabeth fue designada para esa casa, me temí lo peor. Afortunadamente, este enlace con Maxwell Sinn me demostró que yo estaba equivocada.
—Entonces, querida Marge, creo bueno que aprovechemos las festividades y nos conmemoremos. Al final, todo indica que el futuro de las gemelas Black y de su prole no será menos que glorioso.
Pericles se aproximó a su esposa y su cuñada, venía acompañado de los Sinn y también de su hija y el prometido de ésta.
—Perdón por interrumpirlas, pero creo que ya es hora de que hagamos el gran anuncio, veo que todos los invitados importantes ya llegaron. ¿Qué opinas, querida?
—Tienes razón, este es el momento apropiado. Si me disculpas, Bete, retomaremos nuestra conversación más tarde.
La comitiva formada por los novios y sus guardianes se dirigió elegantemente hacia la mesa central. Pericles y Marguerite se apostaron en el lado izquierdo de la mesa, Henry y Justine en el derecho, teniendo a Elizabeth y a Maxwell el medio de las dos parejas. El joven Sinn rebosaba de felicidad, sin poder ocultarlo. Y Elizabeth, a pesar de tener una leve sonrisa en los labios, continuaba sin saber lo que sentía. No era nerviosismo, tampoco alegría; tal vez la descripción más aproximaba de lo que le pasaba en el pecho era de una calma helada...
Pericles levantó su varita, apuntando primeramente a los instrumentos musicales hechizados, silenciándolos. Luego apuntó a su propia garganta, murmurando:
—Sonorus.
La grave e imponente voz del brujo inundó las cuatro esquinas del amplio salón e fiesta. Como patriarca de los Thorne (o Black-Thorne, como su esposa acostumbraba insistir), era el deber de Pericles anunciar el enlace de su hija, pero no lo hacía sólo por obligación, era el orgullo lo que le motivaba las palabras.
—Queridos amigos míos, estoy contento por tener a tan nobles y honrados magos aquí esta noche. A fin de cuentas, hoy es una noche muy especial para mi familia y no podía dejar de compartirla con todos ustedes. Esta noche, yo, Pericles Thorne, tengo el orgullo de conceder oficialmente la mano de mi hija Elizabeth al joven Maxwell Sinn. Como padre, no pude dejar de sentirme más afortunado por saber que mi heredera encontró un muchacho bueno, digno, de noble alcurnia y origen, y que ciertamente la hará muy feliz. Como mago, creo que la unión de dos familias tan antiguas e importantes como los Black-Thorne y los Sinn es la confirmación de un futuro brillante para nuestro pueblo, siempre atándonos a las tradiciones y las costumbres. Como dije, esta es una noche especial para mi familia, pero, por lo que ella representa, espero que sea importante para nosotros.
Una salva de aplausos entusiasmados inundó el recinto, mientras Maxwell colocaba la alianza dorada en la mano derecha de Elizabeth. Muchos fueron los que murmuraron, entre aplausos, comentarios de aprobación a las palabras de su anfitrión: tradiciones y costumbres era aquello que salvarían a los verdaderos magos.
Pero había una persona que no compartía de ninguna forma el entusiasmo que emanaba el ambiente: Aldebaran Black-Thorne. Aunque su rostro mantenía el usual semblante impasible, por dentro se sentía cada vez más preocupado. Si no le bastaban las dudas que sentía sobre la decisión de su hermana en casarse con el joven Sinn, ahora estaba también el discurso de su padre. ¿Será que el viejo Thorne tenía idea de cómo lo que él acababa de decir sería interpretado por los que estaban presentes allí? ¿Será que su padre sabía del peso de cada una de aquellas palabras en la actual conjetura del mundo mágico? Aldebaran estaba consciente de que una tempestad estaba tornándose cada día más densa en el mundo mágico y que las gotas que ahora los rociaban se volverían un furioso huracán. Todo lo que él deseaba era que su hermanita no fuese alcanzada por un rayo en el proceso. Pero, por la forma como las cosas estaban sucediendo, cada día que pasaba, eso le parecía más difícil.



Wednesday, August 22, 2007



La brisa nocturna que mecía las hojas de los árboles y el ruido del agua que caía en una gran fuente de mármol en forma de una divinidad celta que adornaba el jardín de los Black-Thorne contribuían, aunque precariamente, a amortiguar el sonido de la música que se escuchaba de la mansión.
Kamus se sentía mucho más cómodo allí, solo, que en el enorme salón repleto de invitados. Era un hecho conocido que no le gustaban las fiestas, excepto aquéllas en las que él era el dueño y podía hacer lo que quisiese, sin Rigel o Betelgeuse exigiéndole un comportamiento digno de un caballero.
El joven Ivory sintió unos pasos leves sobre el bien cuidado césped del jardín aproximándose a él, pero no había ninguna persona a su alrededor. Se levantó del banco de mármol en donde estaba sentado y esperó durante unos instantes antes de extender una de sus manos, agarrando algo en el aire.
Fue apenas cuestión de segundos hasta que una persona se materializó en el lugar. La mano de Kamus apretaba el cuello de una joven bonita, de cabello negro, largo y crespo, un rasgo característico de los Black.
—Eres tú, Bellatrix —dijo él, soltando entonces el cuello de la joven.
Bellatrix tosió un poco y llevó la mano hasta su garganta adolorida.
—¿Siempre eres así de educado? ¿Dónde se ha visto estrangular a una dama?
Ivory arqueó una ceja, mirándola con incredulidad.
—Si realmente fueses una dama, no andarías sola por los jardines encubierta con un hechizo de desilusión.
Bella sonrió levemente, apreciando la perspicacia de su primo.
—Estaba intentando darte un susto, pero por lo visto no bajas la guardia ni durante una fiesta.
Kamus no respondió, volvió a sentarse, ignorando la presencia de la joven. Bellatrix puso las manos sobre la cintura y caminó hacia el joven, parándose frente a él.
—¿Por qué no estás adentro, festejando el compromiso de nuestra querida Elizabeth?
—No me gustan las confraternizaciones.
—Ah, es verdad... —Bellatrix sonrió y llevó sus largos cabellos hacia atrás—. Me había olvidado de lo serio que eres.
—¿Y tú por qué no estás en la fiesta?
—Simple, porque quería descubrir lo que estaría haciendo alguien en este momento, solo, aquí en los jardines —Bellatrix cruzó los brazos, mirando a su alrededor—. ¿Qué tiene de especial este lugar?
—Puedo tornar las cosas interesantes, si tú quisieras.
Bellatrix miró el rostro serio de su primo por breves instantes antes de echarse a reír.
—¿Por casualidad has olvidado que Rodolphus está allá adentro? —dijo, señalando la mansión—. Si sospecha siquiera que está sucediendo algo entre nosotros, te mataría en este instante.
—Me gustaría que lo intentara, tal vez un buen luto quebraría la monotonía de este lugar —dijo Kamus con indiferencia.
—Sí, y también arruinaría toda la bella fiesta que la prima Marguerite planeó con tanto esmero. ¿Realmente eso no te importa?
Kamus no dijo nada, simplemente clavó su mirada en el rostro de Bellatrix. La joven sonrió maliciosamente.
—Claro que no —respondió por él—. Tú no tienes consideración por nadie, ni siquiera por tu familia —Bellatrix se agachó, quedando a la misma altura que Kamus y sujetando el mentón de él—. Apuesto a que no dudarías ni un instante en mandarnos a todos al infierno si algún día hiciésemos algo que te perjudicara.
Kamus sujetó su muñeca, apartando la mano de Bellatrix de su rostro.
—Si ya sabes todo eso, ¿por qué viniste aquí a molestarme?
Bellatrix sonrió, como si la respuesta fuera bien obvia.
—Porque me gusta el peligro —entonces acercó su rostro al de Kamus, besando levemente los labios de su primo.
Kamus no dijo nada cuando ella se apartó de él, continuó mirándola con la misma indiferencia, como si lo que la joven Black acabara de hacer fuese tan común como un saludo cualquiera.Bellatrix sonrió con malicia por última vez antes de dejarlo solo y volver a la mansión.



Wednesday, August 15, 2007



La voz de los hombres a su lado le llenaba los oídos, pero las palabras que decían no llegaban a tener ningún sentido para ella.
Alrisca, la única hija mujer proveniente de la unión de Stephan y Betelgeuse Ivory, tenía el brazo izquierdo enlazado al de su marido y sonreía de forma amable y gentil, aparentando devota atención a la conversación del heredero de la familia Nott con Rodolphus y Rabastan Lestrange. Sin embargo, una mirada más atenta denotaría la total distracción de la joven de tez pálida y largos cabellos lisos color bronce.
Aunque su madre ya le había reprendido incontables veces por su inconveniente manía de estar siempre distraída, Alrisca simplemente no lograba prenderse enteramente a una conversación, principalmente cuando el tema no le interesaba ni un poquito, y también ella sabía para sus adentros que a nadie allí le importaba verdaderamente su opinión.
Las mujeres no debían intervenir en los asuntos tratados por los hombres, fue lo que las profesoras de etiqueta siempre le enseñaron. Entonces Alrisca permitía que su pensamiento vagara lejos de allí, mucho más lejos de aquel salón de fiestas. Lo único que tenía que hacer era dejar que Nott enlazara su brazo de manera posesiva y sonreír como una distinguida dama, eso era todo lo que esperaban de ella.
—Alrisca y yo estamos planeando pasar las vacaciones de invierno en la casa que recién compramos en Zuric. Una bella residencia, sin duda, muy amplia y confortable, y localizada en un área exclusivamente mágica. ¿No es así, querida? —Nott acariciaba levemente la mano de su esposa, que reposaba en su brazo. Alrisca se volvió hacia su marido al percibir que él parecía estar esperando una respuesta suya.
—Sí, claro.
Rodolphus dijo algo sobre una ley recién aprobada por el Ministerio que generó una nueva discusión entre los tres hombres, haciendo que Alrisca se sintiera agradecida por haber sido excluida de la conversación nuevamente. Suspiró de forma casi imperceptible y su mirada acabó posándose en la mano que Nott aún le acariciaba. Una alianza gruesa y forjada del más puro oro rodeaba su anular izquierdo, símbolo de la eterna unión que estableció con el hombre que estaba a su lado.Y, a pesar de la animación palpable en el ambiente, ella sintió una leve sensación de tristeza instalarse casi sin darse cuenta en su pecho, pero, por fuera, Alrisca continuaba sonriendo con perfecta gentileza, como si fuera una de las sofisticadas muñecas de porcelana que adornaban su cuarto cuando era una niña.





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CRÉDITOS

TRADUCCIÓN:Corina Frasier












Este blog es un fanfiction inspirado en los libros de Harry Potter. Nuestra historia comienza en los años 70, el tiempo de la primera guerra mágica. Nuestros personajes son originales, inspirados por el universo de JK Rowling.

NICHOLAS DANIEL JOHNSON


Escritor muggle de libros de fantasía y ficción. Sus padres, Richard y Mary, eran profesores de literatura inglesa, lo que tal vez haya influenciado a Nicholas en su elección profesional. Ambos murieron en un accidente de tráfico al regresar de una conferencia en una noche lluviosa, cuando Nicholas tenía doce años. Fue criado por su hermano mayor, Robert Johnson.


ELIZABETH ASTREA BLACK-THORNE JOHNSON


Heredera de una ultra tradicional y conservadora familia de magos, los Black-Thorne, Elizabeth nunca aprobó las ideas tradicionalistas de sus padres, siempre entrando en serios conflictos con ellos, especialmente con su madre, Marguerite. Cuando era estudiante perteneció a Gryffindor, hecho que generó una nueva desavenencia entre ella y su familia. Es alegre, valerosa e intrépida. Trata con igual simpatía a muggles, magos y mestizos. Es más, su mejor amiga, Marion Peterson, es hija de muggles. Cuando se graduó en Hogwarts decidió ser auror como su hermano Aldebarán, a quien mucho admira.


ALDEBARÁN AURELIUS BLACK-THORNE


Hijo primogénito de Pericles y Marguerite, Aldebarán siempre tuvo una personalidad introvertida. Raramente sonríe a no ser en presencia de su hermana menor, a quien le profesa un gran amor. No aprueba las ideas de sus padres sobre la pureza racial entre los magos y siempre trata con igual deferencia a muggles, magos y mestizos. Cuando estudiaba en Hogwarts perteneció a Ravenclaw. Es un hombre justo y valiente.


FRIDA WITOSLAWA GRYGIEL


Es una bruja de origen polaco y estudió en Durmstrang de joven. Se mudó a Inglaterra poco después de graduarse. Es una mujer elegante, educada y distinguida.


LUDOVIC SEDARIUS ERÍDANO BLACK-THORNE


Hijo del medio del matrimonio Black-Thorne, Ludovic siempre fue el preferido de sus padres exactamente por ser el único de la prole que aprobaba incondicionalmente las ideas paternas acerca de la purificación de la raza mágica. Perteneció a Slytherin cuando estudió en Hogwarts. Después de graduarse se hizo mortífago. Ludovic es uno de los más inescrupulosos, perversos y amorales siervos de Voldemort y uno de sus principales asesinos y torturadores.


ALEXANDER Y GABRIELA SINCLAIR


Gryffindor en los tiempos de Hogwarts, Alex era conocido por su coraje e integridad. Se volvió auror después de graduarse, pero por amor a su esposa abandonó el empleo y se volvió instructor de la Academia de Aurores. Es uno de los mejores amigos de Aldo.
Gabriela nació en Perú y se mudó a Inglaterra para trabajar con su hermano mayor. Muggle, siempre tuvo dificultades en aceptar y lidiar con el mundo mágico, pues iba en contra del temperamento racional que ella cultivó durante años. Es una mujer cariñosa pero de genio fuerte.


LUCY REINFIELD


Miembro de Hufflepuff en época del colegio, vio a sus padres ser asesinados por mortífagos cuando tenía once años de edad; escapó gracias a que estuvo escondida y su madre logró distraer a los siervos de Voldemort. Sin otros parientes vivos, Lucy pasó a estar bajo la tutela de Bartemius Crouch, amigo de largo tiempo de su padre y que terminó ocupando efectivamente el cargo que sería de Reinfield. Cuando se graduó en Hogwarts, Lucy trató de entrar a la Academia de Aurores, pero suspendió los exámenes físicos. Fue gracias al "tío Barty" que Lucy consiguió el puesto de secretaria en el Cuartel General de Aurores.


* Harry Potter, nombres, personajes, lugares y demás hechos relacionados son propiedad de J.K. Rowling, Warner Bros, Bloomsbury, Scholastic, etc.
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