Thursday, October 16, 2008



Bueno, bueno, señores, estamos ya en la recta final de esta historia. Comenten, comenten. Saludos, Corina.

Anabelle suspiró mientras tachaba unas palabras en su pergamino; era la tercera vez que se equivocaba en lo mismo. Sentada a su lado, Katherina sólo observaba a su amiga. Belle había pasado el día entero distraída y el motivo de ello era bien obvio para ella: Kamus Ivory. La joven Timms se había pasado mirando al muchacho durante todo el desayuno en el Gran Comedor. Pero él no se había molestado en devolverle la mirada.
—¿Sabes? Estoy algo cansada... —dijo Anabelle, soltando la pluma y desistiendo de su redacción—. Creo que iré a acostarme.
—¿Está todo bien? —preguntó Katherina, ligeramente preocupada.
—Sí —le sonrió débilmente—. Es sólo cansancio.
Anabelle guardó sus cosas de cualquier manera dentro de la mochila, lo que ya de por sí era una actitud extraña, pues siempre cuidaba de mantener sus pertenencias impecablemente organizadas, y dejó la biblioteca. Caminó distraídamente por los corredores confiando en que sus pies la guiarían por el tan conocido camino de su sala común.
Cuando ya había entrado al corredor donde estaba la armadura que cerraba el pasaje a la sala común de Ravenclaw, se detuvo, estática: Kamus estaba al lado de la armadura. Estaba apoyado contra la pared y tenía los brazos cruzados sobre el pecho; parecía esperar a alguien. Anabelle se llevó un mechón de pelo ondulado detrás de la oreja y resolvió acercarse a él.
—Hola —luego de decir esas palabras, la joven se dio cuenta de lo extrañas que sonaban—. ¿Qué hace perdido por aquí un miembro de Slytherin?
Kamus observó a la joven. Notó que estaba un tanto insegura y, podía apostar, avergonzada también. Aquello era una novedad: la poderosa Anabelle Timms revelando sus inseguridades. En realidad, desde la noche anterior él comenzó a notar los aspectos más frágiles de su personalidad.
—Querías hablar conmigo, ¿no? Me di cuenta que no dejaste de mirarme hoy de mañana.
Anabelle asintió con la cabeza.
—Sí. Es bueno que te hayas dado cuenta, me ahorraste el trabajo de pensar en una forma de aproximación —dijo ella, recuperando su aire confiado—. Sólo quería dejarte algo bien claro, para que no tengas una opinión equivocada de mí, Ivory. NO SOY ninguna chica fácil.
Anabelle esperó alguna reacción por parte de Kamus. Él la miraba de la misma forma impasible de siempre, pero parecía estar concentrado en sus palabras. Entonces ella decidió continuar.
—Quiero decir que no soy del tipo que sale por ahí besando a los chicos a diestra y siniestra, no soy así —cerró los ojos y suspiró, volviéndolos a abrir enseguida—. Si te besé ayer y permití que las cosas llegasen hasta ese nivel, fue porque te amo. No sé bien cuándo comenzó eso, pero estoy segura de que es un sentimiento verdadero —se interrumpió. Kamus no parecía esbozar ninguna emoción. Anabelle comenzó a creer que él no había comprendido todo lo que le había dicho, aunque no imaginaba una forma de decírselo más claramente. O entonces, la porción insegura de su mente comenzó a manifestarse, él realmente no estaba interesado en ella y estaba buscando la forma de decírselo. Cuando él habló, fue de un tono más serio de lo que ella había escuchado hasta entonces.
—No te estoy pidiendo ningún tipo de explicaciones, Timms. No necesitas justificarte conmigo.
Anabelle sonrió levemente, sintiendo el corazón tranquilizársele en su pecho. Entendió que esa explicación había sido innecesaria, Kamus ya había comprendido todo antes, a su manera. Y, leyendo entre líneas, ella notó que en ningún momento pareció haber rechazo por su parte. No parecía haber nada de qué preocuparse...
—Lo sé. Gracias.
Kamus descruzó los brazos y extendió una mano hasta el suave cabello de Anabelle, soltándolo de la coleta en la que estaba sujeto mientras posaba sus labios sobre los de ella. Anabelle lo abrazó, correspondiendo al beso, ahora sintiéndose increíblemente segura y tranquila.
Cuando se separó de ella, aún sujetando el rostro de la joven entre sus manos, Kamus miró sus ojos serenos y brillantes. Esa chica tenía algo que le había llamado la atención desde el primer día en el Club de Duelos. Era bonita, inteligente, esforzada, orgullosa, honrada, y había madurado mucho en los últimos meses. Había aprendido a reconocer sus propias flaquezas y a trabajar para superarlas y ahora casi no estaban más los rasgos de la jovencita mimada y arrogante que había conocido, tan sólo la determinación que ella mantenía en conseguir todo lo que anhelaba. Anabelle era el tipo de persona que tenía muchos sueños. Los planes y metas que trazaba eran lo que la hacían seguir adelante. Reconocía que ella podía llegar a inspirar a las personas y a despertar en ellas admiración y amor. Pero aún así...
«Ella no es como Rigel», se repetía a sí mismo. A pesar del valor que ella poseía, Kamus sabía que Anabelle Timms siempre sería alguien de inferior calibre si se la colocaba en una balanza con el líder del clan Ivory. Nadie jamás podría compararse con su hermano mayor.
Y era por eso que, aunque externamente se mantenía tan fuerte e implacable como siempre había sido, por dentro sentía el pecho cerrarse y desgarrársele cada vez que se acordaba de las duras palabras de su hermano...
«Ya no eres más un Ivory, Kamus. Nuestra familia no necesita de traidores que se venden por una mera falda. No necesito de un hermano así».
Rigel lo había renegado.
«La próxima vez que te vuelva a ver, Kamus, fuera de los muros de ese castillo, te mataré».
Rigel nunca más estaría a su lado.
Y la culpa de todo eso... la culpa de todo era de ella... de Anabelle.
—Ka... Kamus...
Fue despertado por el sonido de una voz chillona y ahogada que lo llamaba. Mirando hacia abajo, notó que sus manos estaban cerradas fuertemente alrededor del cuello de Anabelle. Las manos pequeñas de ella sujetaban sus muñecas, tratando de liberarse. Kamus estaba estrangulándola sin saber lo que hacía.
La soltó y ella retrocedió un paso, tosiendo para recuperar el aire y con las manos sobre la garganta, en cuya piel delicada habían quedado marcados los dedos de Kamus.
—Discúlpame —murmuró él, sin parecer realmente arrepentido de lo que había hecho.
Aún distraído, dejó que sus ojos vagaran por una de las ventanas del corredor y observaran, sin realmente prestar ninguna atención, el cielo cuyo azul ya comenzaba a oscurecerse.
Lo siguiente que su mente envuelta en niebla registró fue el cuerpo delicado de Anabelle apoyándose sobre él, las manos titubeantes recorriendo el camino a su cintura, ofreciéndole silenciosamente calor, ternura y comprensión. Instintivamente, Kamus correspondió al abrazo, como un niño perdido y asustado que aceptaba de buen grado cualquier tipo de consuelo, sin importarle verdaderamente si quien le ofrecía cariño era quien procuraba, un desconocido, o mismo su peor enemigo...





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CRÉDITOS

TRADUCCIÓN:Corina Frasier












Este blog es un fanfiction inspirado en los libros de Harry Potter. Nuestra historia comienza en los años 70, el tiempo de la primera guerra mágica. Nuestros personajes son originales, inspirados por el universo de JK Rowling.

NICHOLAS DANIEL JOHNSON


Escritor muggle de libros de fantasía y ficción. Sus padres, Richard y Mary, eran profesores de literatura inglesa, lo que tal vez haya influenciado a Nicholas en su elección profesional. Ambos murieron en un accidente de tráfico al regresar de una conferencia en una noche lluviosa, cuando Nicholas tenía doce años. Fue criado por su hermano mayor, Robert Johnson.


ELIZABETH ASTREA BLACK-THORNE JOHNSON


Heredera de una ultra tradicional y conservadora familia de magos, los Black-Thorne, Elizabeth nunca aprobó las ideas tradicionalistas de sus padres, siempre entrando en serios conflictos con ellos, especialmente con su madre, Marguerite. Cuando era estudiante perteneció a Gryffindor, hecho que generó una nueva desavenencia entre ella y su familia. Es alegre, valerosa e intrépida. Trata con igual simpatía a muggles, magos y mestizos. Es más, su mejor amiga, Marion Peterson, es hija de muggles. Cuando se graduó en Hogwarts decidió ser auror como su hermano Aldebarán, a quien mucho admira.


ALDEBARÁN AURELIUS BLACK-THORNE


Hijo primogénito de Pericles y Marguerite, Aldebarán siempre tuvo una personalidad introvertida. Raramente sonríe a no ser en presencia de su hermana menor, a quien le profesa un gran amor. No aprueba las ideas de sus padres sobre la pureza racial entre los magos y siempre trata con igual deferencia a muggles, magos y mestizos. Cuando estudiaba en Hogwarts perteneció a Ravenclaw. Es un hombre justo y valiente.


FRIDA WITOSLAWA GRYGIEL


Es una bruja de origen polaco y estudió en Durmstrang de joven. Se mudó a Inglaterra poco después de graduarse. Es una mujer elegante, educada y distinguida.


LUDOVIC SEDARIUS ERÍDANO BLACK-THORNE


Hijo del medio del matrimonio Black-Thorne, Ludovic siempre fue el preferido de sus padres exactamente por ser el único de la prole que aprobaba incondicionalmente las ideas paternas acerca de la purificación de la raza mágica. Perteneció a Slytherin cuando estudió en Hogwarts. Después de graduarse se hizo mortífago. Ludovic es uno de los más inescrupulosos, perversos y amorales siervos de Voldemort y uno de sus principales asesinos y torturadores.


ALEXANDER Y GABRIELA SINCLAIR


Gryffindor en los tiempos de Hogwarts, Alex era conocido por su coraje e integridad. Se volvió auror después de graduarse, pero por amor a su esposa abandonó el empleo y se volvió instructor de la Academia de Aurores. Es uno de los mejores amigos de Aldo.
Gabriela nació en Perú y se mudó a Inglaterra para trabajar con su hermano mayor. Muggle, siempre tuvo dificultades en aceptar y lidiar con el mundo mágico, pues iba en contra del temperamento racional que ella cultivó durante años. Es una mujer cariñosa pero de genio fuerte.


LUCY REINFIELD


Miembro de Hufflepuff en época del colegio, vio a sus padres ser asesinados por mortífagos cuando tenía once años de edad; escapó gracias a que estuvo escondida y su madre logró distraer a los siervos de Voldemort. Sin otros parientes vivos, Lucy pasó a estar bajo la tutela de Bartemius Crouch, amigo de largo tiempo de su padre y que terminó ocupando efectivamente el cargo que sería de Reinfield. Cuando se graduó en Hogwarts, Lucy trató de entrar a la Academia de Aurores, pero suspendió los exámenes físicos. Fue gracias al "tío Barty" que Lucy consiguió el puesto de secretaria en el Cuartel General de Aurores.


* Harry Potter, nombres, personajes, lugares y demás hechos relacionados son propiedad de J.K. Rowling, Warner Bros, Bloomsbury, Scholastic, etc.
* Este sitio no posee fines comerciales ni de lucro.



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